Temixco: las caras detrás del conflicto, la estrategia y el escándalo

Temixco, Morelos. — Lo que ocurre hoy en Temixco no es una crisis institucional espontánea. Es el resultado de una estrategia política y mediática articulada por un grupo que no es nuevo en estas jugadas. Las piezas ya están en el tablero y las intenciones son claras: generar un ambiente de inestabilidad, deslegitimar a quienes no se alinean con sus intereses y tomar el control, no desde las urnas, sino desde la presión pública.
En el centro de esta operación se repite un apellido: Montes Cuen.
Arnulfo Montes Cuen: el operador sin cargo, pero con influencia
Arnulfo Montes Cuen, empresario y ex candidato reciclado en casi todos los partidos, presume sin recato ser el “representante” de la síndica municipal Graciela Cárdenas. Publica fotos, presume cenas y alianzas, da entrevistas, lanza acusaciones y exige renuncias… todo sin tener cargo alguno. Pero con algo más poderoso: una red de contactos y medios que le han servido durante años para operar en la política como si tuviera una legitimidad que las urnas le negaron.
Su relación con la síndica no es institucional, es estratégica. Y su presencia constante en el conflicto actual ha dejado en claro que quiere mandar sin tener que rendir cuentas. No es la primera vez que lo hace, pero sí una de las más evidentes.
Un exfuncionario, una denuncia y un momento perfectamente calculado
A esta operación se suma Christian Luna, quien hasta hace unos días ocupaba la Secretaría Ejecutiva de Seguridad Pública de Temixco. Fue separado del cargo por no aprobar los exámenes de control y confianza, conforme a la normatividad. Pero tras su salida, organizó una rueda de prensa para lanzar acusaciones graves contra el gobierno municipal: desde supuestos pactos con el crimen hasta intentos de atentado contra dos funcionarias.
No presentó una sola prueba. Lo hizo tres meses después de haber asumido el cargo y solo un día después de haber sido notificado de su destitución. El momento no es coincidencia: la intención es amplificar el escándalo y proyectar una narrativa de crisis donde hay una separación administrativa con fundamento legal.
El objetivo: presionar, condicionar y reposicionar
Las acusaciones de Luna fueron recogidas por medios que durante años han dado espacio a los personajes detrás de esta ofensiva. Columnistas que antes criticaban el uso discrecional del poder hoy repiten como verdad versiones sin pruebas. Periodistas que exigían procesos legales, hoy aplauden juicios mediáticos.
Lo que se busca no es justicia: es presión política. Y el blanco es claro: la figura del presidente municipal Israel Piña Labra y su administración. Un gobierno que, a pesar de los ataques, sigue operando, entregando resultados y cumpliendo con sus obligaciones.
Hasta ahora, no hay una sola denuncia formal en contra del alcalde. Ninguna autoridad ha emitido pronunciamientos que avalen las acusaciones de Luna. Pero eso no importa para quienes quieren hacer de Temixco su plataforma política. Porque el escándalo no se construyó para ser probado. Se construyó para influir.
Silencio institucional o cautela ante una campaña
La administración municipal ha optado por no entrar en el juego de declaraciones y descalificaciones. Ha informado lo esencial, respetando los canales institucionales. No ha perseguido a nadie, no ha usado su posición para atacar ni condicionar. Ha respondido con trabajo.
Pero la campaña en su contra no ha cesado. Y no parte de la ciudadanía, sino de un círculo que ha usado su presencia en medios, sus vínculos con estructuras estatales y su historial como operadores políticos para escalar el conflicto a nivel nacional.
Lo que está en juego no es una figura. Es la autonomía del gobierno municipal.
Temixco ha sido rehén de intereses ajenos al pueblo en otros momentos. Hoy, el riesgo es volver a ese ciclo. El intento de colocar funcionarios a modo, de exigir plazas, de operar desde el Cabildo y condicionar decisiones desde fuera, no puede normalizarse como política local.
Este gobierno no ha caído en la confrontación. Pero tampoco se va a doblar.
Lo que está ocurriendo en Temixco no es casual. Es estratégico. Y las caras detrás ya no se esconden.
La pregunta es: ¿hasta dónde piensan llegar?